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Ixtapaluca, Estado de Mexico, Mexico

martes, 30 de noviembre de 2010

final

Identificación con otros
Qué necesita:
No necesita materiales
Qué hacer:
Dele mucha atención personal y ánimo a su niño.
Aparte el tiempo necesario para que usted y su niño puedan compartir actividades agradables. Sus sentimientos positivos hacia su niño le ayudarán a sentirse bien sobre sí mismo.
Ponga un buen ejemplo. Demuéstrele lo que significa relacionarse bien con otras personas y a tratarlas con respeto.Que le oiga decir "por favor" y "gracias" cuando habla con las personas.Trate a las personas de manera que demuestre que le importa lo que les sucede.
Ayude a su niño a encontrar buenas formas de resolver sus conflictos con otros niños.
Ayúdele a anticipar qué sucedería si demuestra su enojo y golpea a su compañero:"Juanito, yo sé que Angélica se llevó tu carrito sin pedir permiso, pero si tu le pegas y se pelean, entonces ella se va a ir a su casa y ustedes no van a poder jugar más hoy ¿De qué otra manera le puedes hacer entender que quieres que te devuelva tu carrito?"
Ofrezca oportunidades para que su niño comparta y demuestre compasión. Póngalo a cargo de alimentar a los pajaritos en su patio.Cuando llegue una familia nueva al vecindario, horneen galletitas juntos para darles la bienvenida.
Sea afectuoso con su niño.Los niños necesitan muchos abrazos, besos, una mano sobre el hombro y palmaditas en la espalda.
Dígale constantemente que lo quiere mucho.No dé por sentado que sus acciones afectuosas hablan por sí mismas (aunque son muy importantes).


LA EDUCACIÓN SEXUAL DE LA PRIMERA INFANCIA
Guía para madres, padres y profesorado de Educación Infantil
El sexo es la primera información que solemos tener sobre una criatura; es algo que nos viene dado (se nace siendo niño o niña) y que nos acompaña a lo largo de toda la vida. La palabra sexo hace referencia, por tanto, a la existencia de cuerpos sexuados en masculino y cuerpos sexuados en femenino.
El hecho de vivir en un cuerpo de hombre o en un cuerpo de mujer puede implicar experiencias variadas y diversas y puede tener diferentes interpretaciones. Éstas variarán en función de la cultura, el contexto y la singularidad de cada persona.
La diferencia sexual hace referencia al sentido y el significado que cada cual le da al hecho de nacer siendo de un sexo o de otro. Vivir este hecho con interpretaciones impuestas o bien como si el propio cuerpo no tuviera ninguna significación hace casi imposible vivir a gusto en la propia piel. Esto es así porque dar un sentido libre y singular al sexo que se tiene es una necesidad existencial: es poder realizar deseos propios y originales sin caricaturizar ni renunciar a aquello que se es (un hombre o una mujer).

ROLES SEXUALESLa diferencia sexual, al contrario que el sexismo, no es un conjunto de características establecidas acerca de cómo son o deben ser los hombres y las mujeres y el papel que deben jugar en la sociedad.
Dar un sentido y significado al propio sexo no es algo que se haga de una vez para siempre, ni en un momento o momentos determinados de la vida, sino que se va haciendo desde el nacimiento, a medida que un niño o una niña crecen y viven su vida.
La manera en que cada cual desde su nacimiento va dando significados a su sexo será más libre en la medida en que comprenda que hay multitud de formas de ser niña y de ser niño (tantas como niñas y niños existen) y no una sola; que el sexo es algo que nos viene dado y que es para siempre; que un sexo no tiene más valor que el otro; que la diferencia sexual no es motivo de inquietud y mucho menos de discriminación.

Desarrollo
El complejo proceso de autodiferenciación sexual socio-psicológico, que da lugar al sentimiento y la conciencia de sí, es la base del despliegue de un conjunto de procesos psíquicos, necesidades, sentimientos, valores, actitudes, representaciones, conceptos, aspiraciones, capacidades, etc., hacia el propio sexo y hacia el otro, que conforman la base de la sexualidad y que determinan la forma particular en que ésta se viva y exprese.

El rol es un modelo organizado de conducta, relativo a una cierta posición del individuo en una red de interacciones, ligado a expectativas propias y de los otros (2). Modelo porque define la interacción desde las expectativas que pone en juego respecto a cómo tiene que comportarse el otro. En las redes de interacción hay un consenso que resulta de la aceptación mutua de las partes, donde se conjugan las obligaciones y los derechos recíprocos.

El rol es un instrumento de interacción que permite el vínculo con el otro y potencia una elección (no consciente) de una alternativa de conducta." Rol de género es la expresión pública de la identidad mediante el desempeño de diversos papeles( padre, madre, esposo, amigo) que se manifiesta de una manera peculiar, donde el individuo interpreta, construye y expresa su conducta cotidiana(3).

La identidad del género es la conciencia y el sentimiento intimo de hombre, mujer, masculino, femenino o ambivalente y la orientación sexual se conforma por las preferencias sexuales eróticas, afectivas y hacia el otro sexo, el propio o ambos.

Durante la infancia transcurre un proceso muy importante para el desarrollo de la sexualidad y entre ellos está la adquisición de la identidad sexual y el rol sexual (rol de género sexual para otros autores). El primero se refiere a la auto clasificación como niño o niña, y el segundo al papel asignado en nuestra sociedad a las mujeres y los hombres en el que se designa las características, códigos, ideales a ajustarse para reconocerse y ser reconocido como una u otro y modelar una tipificación más o menos rígida.

La identidad de una persona no se construye de una vez y para siempre; pero en las primeras etapas de la vida se construye sus cimientos, siendo la infancia sensible a la experimentación de vivencias únicas e irrepetibles.

Somos un cuerpo sexuado en sus estructuras y funciones: sexo cromosomático, genético, gonadal, genital, endocrino, hipotalámico-hipofisiario y de figura corporal. Este criterio biológico tiene indudable validez al constituir el fundamento de la existencia en el ser humano, ya que representa el principio básico para la diferenciación física entre el hombre y la mujer y también indirectamente para su diferenciación psicológica.

Somos psicosocialmente sexuados; nuestra educación sexual está profundamente influida por factores psico-sociales que interactúan con el legado biológico. Las diferencias esenciales inherentes a cada uno de los géneros se encuentran en su base biológica, sin que implique que las cualidades sexuales psicológicas puedan reducirse a las consecuencias de esta premisa.

Tiene sentido referirnos a que cada cultura y sociedad concreta regula de forma particular la sexualidad, dependiendo del contexto histórico-social. Las asignaciones del rol tienen en cuenta las diferencias biológicas, pero les confieren una mayor importancia en la mayoría de los casos a formas de funcionamiento social que han cristalizado a lo largo de la historia; responden a necesidades de la sociedad en momentos históricos determinados y reflejan relaciones de poder.

Los modelos sexuales establecidos socialmente se constituyen en constructos sociales de gran fuerza, pues se le enseña al niño desde muy pequeño a actuar conforme a las expectativas del medio en que vive. En el proceso de socialización se refuerza toda conducta que los reproduzcan y se sanciona a los que se aparten de ellos; así se representa -a nivel individual- el rol sexual.

Todos los escenarios sociales generan configuraciones sexuales, la educación afectivo-sexual transcurre por mecanismos muy distintos, sean estos formales o informales a través de múltiples agentes educativos, portadores de actitudes, valores, normas y conocimientos. Se construyen en interacción emocional con las configuraciones subjetivas de otro hombres, preferentemente con los grupos humanos en las que esta inmerso el niño y fundamentalmente con las figuras de apego a las que se vinculan. En este proceso interactivo los adultos ponen mucho mas allá de lo que están dispuestos a aceptar concientemente; a través de gestos, posturas, movimientos, contactos corporales, etc., se convierten en un sistemas de referentes que retroalimenta el niño en la interacción.

Numerosas conductas genéricas individuales pueden ser explicadas a través de actitudes incorporadas en la historia personal a través de estados interactivos no conscientes y que no poseen un correlato unidireccional. El niño va articulándolas y actualizándolas en sucesivas interacciones, conformando las tendencias de su comportamiento sexual Según la manera en que interpreta los modelos y valores sociales que van adquiriendo un significado para él y se integren sistemáticamente los condicionantes biológicos y sociales siguiendo un patrón irrepetible, es que se conformarán las bases de la sexualidad que guardan una relativa semejanza entre aquellos de igual sexo que los distingue del otro.

Tradicionalmente las sociedades clasistas han tendido a establecer estereotipos rígidos y esquemáticos sobre lo masculino y lo femenino, reglamentando las manifestaciones de los seres humanos, desde los juegos, juguetes, vestuarios, hasta la forma de expresar las emociones y sentimientos, de comportarse en cada situación, inclusive las aspiraciones, proyectos y profesiones.

La expectativa de tener un hijo afecta todas las dimensiones y actividades de la vida intrafamiliar. Incluso antes del nacimiento se adoptan actitudes distintas sobre el sexo del niño, se tiende a especular sobre éste, elaborando planes y acariciando ambiciosos objetivos. Asimismo, el anuncio del sexo desencadena una sucesión de eventos a efectos de su identificación sexual que se basa en la tipificación de los roles. Todo el proceso social es presentado como axioma incuestionable, con valores promovidos a través de mitos y supeditados a fuerzas biológicas ocultas, en las que ni el educador ni el educando dudan de su carácter natural.


Formación de la identidad sexual

La formación de la identidad sexual es un proceso complejo que empieza en la concepción, pero que se vuelve clave durante el proceso de gestación e incluso en experiencias vitales tras el nacimiento. Existen muchos factores y bastantes combinaciones de los mismos que pueden llevar a la confusión, pero la tradición en la mayoría de las sociedades insiste en catalogar a cada individuo por la apariencia de sus genitales.

Si, por ejemplo, socialmente se le asigna a una persona la identidad sexual de un hombre, pero sus genitales son femeninos, esta persona puede experimentar lo que se ha venido a llamar disforia de género, es decir una profunda inconformidad con el rol de género que le toca vivir.

Algunos estudios indican que la identidad sexual se fija en la infancia temprana (no más allá de los 2 ó 3 años) y a partir de entonces es inmutable. Esta conclusión se obtiene generalmente preguntando a personas transexuales cuándo se dieron cuenta por primera vez que la identidad sexual que les ha asignado la sociedad no se corresponde con la identidad sexual con la que se identifican. La formación de determinada identidad sexual va a marcar el desempeño del rol ya sea femenino a masculino, es decir, va a guiar sus conductas.

Conflictos en la identidad sexual
Muchas personas nacen con combinaciones de rasgos de los dos sexos, debiendo afrontar las complicaciones que surgen cuando la sociedad se burla o escandaliza de su físico -lo que suele ocurrir con las personas intersexuales- o insiste en asignar a un individuo un sexo con el que no se identifica -lo que ocurre habitualmente entre las personas transexuales.

En el caso de las personas transexuales, sus problemas suelen reducirse cuando pueden pasar por el proceso de reasignación de sexo, el cual incluye la cirugía de reasignación sexual, mal llamada "operación de cambio de sexo".

Por otro lado la identidad sexual suele intentar diferenciarse de la orientación sexual, en la que pueden darse individuos heterosexuales, homosexuales, bisexuales y asexuales. De igual manera que la orientación sexual, la identidad sexual no se puede elegir.

Equivocadamente, hay personas que definen la transexualidad con una homosexualidad extrema; es decir, según estas personas, una persona transexual ama tanto al otro sexo que acaba identificándose con él.

Sin embargo, investigaciones en sexología de la Universidad Libre de Ámsterdam apuntan a que la identidad y la orientación sexual son hechos absolutamente diferentes, por lo que pueden darse personas transexuales con diferentes orientaciones sexuales. De hecho, hay estudios que indican que más de un 30% de la población transexual es homosexual o bisexual, muy por encima al 5% ó 10% que suele darse en la población no transexual.

Discriminación
Probablemente hay tantas formas de entender la identidad sexual y la de género como humanos existen, sin embargo las sociedades tienden a clasificar en compartimentos inamovibles a los individuos y a asignarles roles a veces muy reducidos.

Este etnocentrismo se pone de manifiesto al observar que en algunas sociedades existen otras clases de roles sociales; por ejemplo, los Hijra de la India son personas intersexuales y dentro de su cultura se les considera "el tercer sexo".

A veces la frontera entre la identidad sexual y la identidad de género no se muestra muy clara. En este punto, la teoría Queer rechaza la categorización del individuo en categorías universales como "homosexual", "heterosexual", "hombre" o "mujer". Según esta teoría, la identidad sexual de las personas son el resultado de una construcción social. De ser así no existirían papeles sexuales esencial o biológicamente inscritos en la naturaleza humana. Es decir, todas las identidades relativas a la sexualidad, género y/u orientación sexual son igualmente anómalas, ya que son un producto socio-histórico.

La transfobia aún no ha sido integrada en el discurso público. Tradicionalmente, se ha visto la transexualidad como un problema psiquiátrico, la llamada disforia de género. Sin embargo, recientes investigaciones en neurociencia sobre cerebros de transexuales indican que la composición de éstos muestra a menudo la composición del sexo con el que se identifica el individuo en lugar de la del sexo de nacimiento. Esto apoya la teoría de que el cerebro de un individuo puede desarrollarse en un sentido diferente al de sus genitales, por lo que la transexualidad es de origen innato y no psicológico. La investigación también apoya las expresiones "hombre atrapado en el cuerpo de una mujer" y "mujer atrapada en el cuerpo de un hombre".

En realidad, la discriminación hacia los/as transexuales está en estrecha relación con el sexismo y la homofobia. De hecho se correlacionan. Esta asociación se debe a que estas formas de discriminación se sirven de las mismas creencias o ideología: la heteronormalidad.

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